Viaje en Velero con Patrón por la costa de Galicia y Portugal de Coruña al Algarve

De Coruña a Lisboa (julio, 2015)
Después de tres años en navegando en Galicia, el barco siente nostalgia de las grandes travesías y pide más
mar... Han sido tres veranos de mares gallegos. No me canso de insistir en ello; junto a las Islas Baleares no hay otra zona en toda la península que se
pueda comparar a las Rías gallegas como zona de navegación. Y aunque hasta la fecha sea una batalla perdida -cómo se echa en falta una
buena campaña de comunicación sobre las bondades de la navegación en las rías-, es necesario proclamar bien alto que la costa
gallega es única en la península ibérica: rías bien protegidas de la fuerza del océano, navegables todo el año
excepto en contadas ocasiones; vientos regulares y predecibles; cientos de fondeaderos seguros; puertos pesqueros y puertos deportivos con instalaciones de
primer nivel; paisaje maravilloso; la cultura del mar presente en cada pueblo de la costa; riqueza ornitológica y presencia abundante de
cetáceos; y además, como dice mi amigo Gerardo, "este mar huele a parrocha". Sí, el agua está fresca... Pero ya sabemos
que la felicidad nunca es completa...
Como acabo de decir, después de tres veranos en este paraiso gallego, el barco quería más mar. Y se lo hemos dado.
Salimos de Coruña a primeros de julio con el objetivo de recalar en el puerto de Cabo de Cruz, en la Ría de Arousa, donde se
celebraba este año el "Encuentro de Embarcaciones Tradicionales". Allí nos encontramos con nuestros amigos de la Asociación
"Os Patexeiros" de Sada, con nuestros compañeiros del "Galo", y con un montón de maravillosas embarcaciones de madera venidas
de todas las rías de Galicia, Portugal, Francia y resto de la cornisa cantábrica. El ambiente mariñeiro simplemente extraordinario.
De la Ría de Arousa, previa parada técnica en Baiona, navegamos ya hacia Portugal. La costa portuguesa tiene fama de ser una
costa difícil: el oleaje alcanza alturas considerables, la mayoría de sus puertos están construidos en las desembocaduras de los
ríos lo que forma barras cambiantes con poco calado y que con frecuencia, en los temporales del invierno, quedan cerrados a la navegación; en
verano, el anticiclón de las Azores, mete vientos del norte (la nortada portuguesa) que pueden soplar en las horas centrales del día y
durante la tarde con fuerza 6 a 7 paralelos a la línea costera; lo peor, a mi juicio, son los miles de aparejos tendidos en la costa y que convierten
la navegación a motor, sobre todo de noche, en una actividad de alto riesgo; y cuando los nortes ceden se debe a que una baja está pasando cerca
de Galicia y esas masas de aire húmedo al aproximarse a la costa crean densas nieblas que pueden persistir durante días. Con estas últimas
circunstancias nos ha tocado navegar desde Baiona hasta el Estuario del Tajo; poca visibilidad y poco viento la mayor parte de la travesía. Poco que
contar a excepción de los "robalos da costa", ben feitos á grelha, que mis sibaritas compañeros de traslado se propusieron
degustar en cada puerto de recalada. Hicimos noches en Viana do Castelo, Leixoes, Figueira da Foz, Peniche, Cascais y Lisboa.
En Peniche nos sorprende su fenomenal, animado y divertido "Carnaval de Verano"
Y así alcanzamos el "Esteiro do Tejo" donde la tripulación se entretiene tomando fotos...
En Lisboa se produce el relevo de tripulaciones. Embarcan Fernando y Javier, repetidores en el barco, acompañados de José
Manuel y de Nano, el hijo de Fernando. La verdad es que hay que llegar a Lisboa desde el mar para constatar la secular vocación marítima de los
portugueses, como la de los holandeses, ingleses o venecianos. A sus capitales se accede desde el mar, y hacia él están volcadas. Y el mismo
espíritu, de gran salón urbano de acogida al navegante, se percibe desde el mar cuando arribas a la "Praça do Comerço"
o la "Piazza di San Marco".
Ya por la tarde nos despedimos de Lisboa y ponemos rumbo a Sesimbra. Aquí van unas fotos de Lisboa desde el Tajo.
De Lisboa al Algarve
La navegación desde Lisboa hasta Sines, con parada en el puertecito de Sesimbra, con sol y viento fuerza 4 - 5 por la aleta,
fabulosa. Además, saber que la tripulación está compuesta por tres médicos y un fisioterapeuta proporciona cierta tranquilidad de
ánimo. Y aunque uno de ellos sea ginecólogo, nunca se sabe...
Desde Sines hasta Cabo San Vicente, de nuevo navegamos en una densa nube de niebla que solo abre al doblar el cabo y entrar en el
Algarve. Os dejo un par de fotos de los puertos de Sesimbra y Sines.
Finalmente doblamos San Vicente. Una vez más, como cada vez que lo he cruzado, las condiciones difieren a uno y otro lado del cabo.
Esta vez, la niebla sigue su curso hacia el sur y se disipa hacia el este. El viento refresca y navegamos muy rápido a vela hacia la "Punta da
Piedade". Hemos llegado al Algarve. Al día siguiente, desde Vilamoura, y con verdadera pena me despido de tan estupenda tripulación.
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